martes, julio 29, 2008

Kitahara Hakushu / Canción secreta de los heréticos














Creo en las heréticas enseñanzas de una edad degenerada,
en la brujería del dios cristiano,
en los capitanes de los barcos negros,
en la maravillosa tierra de los pelirrojos,
en el vidrio escarlata, en el agudo perfume del clavel,
en el calicó, el raque, y el vinho tinto de los bárbaros del sur;
en los dominicos de ojos azules que cantan la liturgia
que aun en sueños me cuenta de un Dios de fe prohibida,
o de la cruz manchada de sangre,
en el sutil invento que hace a un grano de mostaza grande como una manzana,
en el extraño, plegable anteojo que ve hasta el Paraíso.
Ellos construyeron una casa con piedra, la blanca sangre del mármol
derramada en vasos de cristal;
cuando cae la noche -dicen-, estalla en llamas.
Este hermoso sueño eléctrico se mezca con el incienso del terciopelo
reflejando el pájaro y las bestias del mundo de la luna.
He oído decir que sus afeites son extraídos
de las flores de plantas venenosas,
y que las imágenes de María están pintadas
con el aceite de piedras podridas;
las letras azules alineadas horizontalmente en latín o en portugués
están llenas de una hermosa y triste música del cielo.
¡Oh santos padres del error, dadnos seguridad
aunque nuestros cien años se reduzcan a un instante,
aunque muramos en la sangrienta cruz,
no importará; rogamos por el Secreto,
ese extraño sueño carmesí!
Jesús, rezamos por este día, cuerpos y almas
aprisionados en el incienso del vehemente anhelo.

Kitahara Hakushu (Yanagawa, 1885- Kamakura, 1942), Alberto Girri, Versiones, Corregidor, Buenos Aires, 1974

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