martes, agosto 12, 2008

Michael O'Loughlin / El Fugitivo


Una hora antes de que abra el Metro
te recuerdo, Richard Kimble
con mis manos hundidas en los bolsillos de mi campera
caminando las calles de una ciudad extranjera.

Esta noche recordé de pronto todo —
las húmedas noches de invierno en Dublín
la sala con la cortina corrida
y la luz de la calle metiéndose adentro

y yo, silencioso, hipnotizado
tendido sobre el linóleo anaranjado
perdido en las imágenes misteriosas
del brillo en blanco y negro de la TV

y marcado por humo y amaneceres ciudadanos,
el sordo gruñido de los acentos norteamericanos
llegando fuerte y filosos como navaja
por encima de la interferencia local.

Ya no puedo recordar las historias
pero al final lo único que importa son los íconos,
la silenciosa y anónima ciudad americana
con la lluvia escurriéndose por la alcantarilla

y el fugaz reflejo del hombre con un sólo brazo
sumiéndose atrás en las sombras,
la víctima real, el verdaderamente culpable,
el hombre al que estás destinado a seguir.

Esta vida, esta ciudad me calza
como una vieja campera de cuero
conseguida por nada
en un mercado de segunda mano.

Y enciendo un cigarrillo
relajado en la armonía ocasional
que flota a través de la ciudad
que une otras vidas a la mía

y como muchas otras veces antes
me subo el cuello contra el viento
y me alejo por el lado oscuro de la calle
soñando ya con otra ciudad

recordándote, Richard Kimble
y a la manera de vivir que me enseñaste;
terminando otro olvidado episodio
todavía yo mismo, todavía el Fugitivo.

Michael O'Loughlin (Dublín, 1958), Poesía irlandesa contemporánea, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1999
Traducción de Jorge Fondebrider

The Fugitive
In the hour before the Metro opens/ I remember you, Richard Kimble/ With my hands dug deep in my jacket pockets/ Walking the streets of a foreign city.// Tonight I suddenly remember it all —/ The damp winter nights in Dublin/ The living room with the curtain undrawn/ And the streetlight spilling in// And myself, silent, hypnotised/ Stretched out on the orange lino/ Lost in the numinous images/ Of the TV's black and white glow// And scarred by smoke and city dawns,/ The muffled snarl of American accents/ Coming in loud and razor sharp/ Over the local interference// I can't remember the stories now/ But in the end it's only the ikons that matter,/ The silent, anonymous, American city/ With the rain running down the gutter// And the snatched glipse of the one-armed man/ Sinking back into the shadows,/ The real victim, the truly guilty,/ The man you're destined to follow.// This life, this city fits me/ Like an old leather jacket/ Picked up for nothing/ In a second-hand market// And I light up a cigarette/ Relaxing in the casual rhyme/ That floats through the city/ Binding other lives to mine// And like so many times before/ I turn up my collar against the wind/ And walk off down the dark side of the street/ Dreaming already of another town// Remembering you, Richard Kimble/ And the way you taught me to live;/ Ending another forgotten episode/ Still myself, still the Fugitive.

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