miércoles, abril 21, 2010

Alberto Girri / De "Juegos alegóricos", 2




16/I/91

De acuerdo, Musil,
el mundo es Cacania, tu hombre
sin atributos su ciudadano ejemplo,
de suciedad irracional alimentándose,

pero qué dirías
si quisiera descansar de su papel,
apartarse en diáfanos lugares de montaña,
y lo que enfrenta, escépticamente considerado,
es desalentador, ningún alivio de sí,
suma de fealdades por hirsutas,
verrugosas laderas,
y no obstante, de súbito,
un como sosiego original, sus percepciones
abriéndose tras las fatigas de escalar,
irresistible entonces algo
que en torno del viajero flota, inasible,
desde la mudez de rocas manando
lo que el paisaje atesora,

lo vedado a tus páginas, Musil,
lo elemental como salud de la eternidad,
el flujo de la vida desnuda, ajena
a toda identidad, atributos,
indemne a que tú la descompongas
y examines en prescindencia, detrás de tu vidrio.


Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), "Juegos alegóricos", póstumo, Obra poética VI, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1992

Ilustración: Bruma de montaña, 1808, Caspar David Friedrich

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