miércoles, julio 17, 2013

Poemas elegidos, 65

Silvio Mattoni
(Córdoba, Argentina, 1969)

Tiempo atrás, de Gabriel Ferrater
Este poema, como muchos otros que me gustan de Ferrater, estaba en un libro que mi padre trajo luego de un semestre en Barcelona, que casi coincidió con la guerra de Malvinas. Yo era un chico de doce y había oído hablar de trámites, pasaportes, como si pronto nos fuéramos a mudar a Europa. La impresión del libro se mezcló entonces con las imágenes de ese otro mundo que finalmente se esfumarían. Pero este poema, donde el beso a una chica se escapa del fondo verde militar que tanto había aparecido en mi infancia de escuela, me confirmó que debía escribir lo que pasaba (aunque todavía no supiera hacerlo, aunque nunca pueda alcanzar la sencillez exacta del amigo catalán).



Tiempo atrás

Deja que vuelva atrás, hacia tu tiempo.
Otra vez nos citamos donde siempre.
Veo la negra pasarela –hierros
delgados–, cielo blanco, hierba humilde
en tierra de carbón, y oigo el silbido
del expreso. A nuestro lado –hemos de hablarnos
a gritos– pasa. Desistimos, y yo río
al ver que ríes tú y que no te oigo.
Tu blusa gris, color de cielo; azul
marino, cortas y anchas, son tus faldas,
y hay en tu cuello un amplio foulard rojo.
La bandera de tu país, te dije.
Todo como aquel día. Van volviendo
las palabras que nos dijimos. ¿Ves?
Vuelve aquel mal momento. Sin razón,
callamos. Tu mano sufre y, como
entonces, tiene un vuelo vacilante,
y el abandono, y juega con el ruido
triste del timbre de la bicicleta.
Suerte que ahora, como entonces, llegan
aquellos pasos férreos, la excesiva
canción de hombres de verde, con sus cascos
de acero, nos rodea, y ahora un grito
se nos dirige, autoritario, como
oro maligno de una sierpe, y hemos
de ocultar la cabeza en el regazo
acogedor del miedo, hasta que al fin
se alejan. Ya nos hemos olvidado
de nosotros, y porque se alejan
somos felices otra vez. Nos lleva
a reencontrarnos este movimiento
sin recuerdo, y por estar aquí
los dos somos felices, y no importa
que callemos. Podemos besarnos.
Somos jóvenes, y no sentimos
piedad por los silencios que han pasado;
tenemos miedos de otros, miedos que
podrían distraernos de los nuestros.
Bajamos la avenida. A cada árbol
sentimos frío, entre la sombra espesa.
Vamos de frío en frío, sin pensarlo.

Gabriel Ferrater (Reus, 1922-Sant Cugat del Vallès, 1972)
Versión de Pere Gimferrer

Foto: Silvio Mattoni en La Voz del Interior

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