sábado, octubre 19, 2013

Carmen Villoro / El camerino













La luz es blanca y fría.
Las bailarinas se preparan para la función;
sus muecas son grotescas
cuando se untan el maquillaje sobre el rostro.
Sus posturas han perdido el garbo;
abren los pies desmesuradamente,
sacan la lengua, relajan el abdomen
mientras se ciñen el tocado
o se ajustan la falda.
Los vestuarios a medias:
una lleva puesta el suéter de calle,
otra tiene el vestido de tul desabrochado.
¿Quién asiste a esta función ignorada?
¿Quién registrará en fotografías o videos
la armonía bizarra, irrepetible
de sus acciones silenciosas y precisas?
¿Qué crítica de qué periódico mencionará
la atmósfera sagrada,
la cruel metamorfosis de la niña-monstruo-mariposa
entre espejos y focos que repiten infinita
la extrañeza de no ser nada del todo
y ser la misma, cotidianamente enrarecida?
¿Cómo repetir esta escenografía
de ganchos, de chamarras y tacones,
bolsas de calle y colores
desparramados sobre el tocador?
Texturas, sombras, reflejos,
movimientos arcaicos de seres rituales.
¿Qué dios les dará nombre a estas criaturas?
Junto a la magia del camerino
cualquier puesta en escena -la más excelsa-
es blanda.
Atrás está la verdadera tiranía,
el arte reservado al olvido,
aclamado por ausencia.
El sueño de la crisálida es efímero:
la composición improvisada se disuelve
cuando las bailarinas se disponen
a abordar el escenario.

de Obra negra [2007]

Carmen Villoro (Ciudad de México, 1958), 359 Delicados (con filtro). Antología de la poesía actual de México, selección de Pedro Serrano y Carlos López Beltrán, Lom, Santiago de Chile, 2012

No hay comentarios.:

Publicar un comentario