domingo, octubre 27, 2013

Sergio Corazzini / Rimas del corazón muerto













Oh mi pequeño corazón, fuiste inmenso
como el corazón de Cristo, ahora muerto
te acoge en no sé cuál más triste huerto
perfumado de violetas y de incienso.

¡Hombres, vine a este mundo para amar,
a todos he amado, llorado todos los llantos
vuestros y cantado todos vuestros cantos!
Fui el espejo tan inmenso como el mar.

¡Pero amor donde el corazón muerto se hiela
fue vano y desconocido, ignoto y desconocido!
Como una entena así fue mi corazón humano,
una entena que no alcanzó a tener jamás su vela.

Fue como un sol inmenso, sin cielo
y sin tierra y sin mar, solo atendido
para sí y tan solo para sí suspendido
en el espacio. Quemaba y parecía hielo.

Fue como una pupila abierta y hasta
velada por un parpadear latente;
una hostia enorme e incandescente
entre dos dedos puros en el cielo alta,

una hostia despedazada antes de haber
tocado los labios del sacrificante, una
hostia en muy pequeñas partes quebrada
que no encontraron corazón donde yacer.

Sergio Corazzini (Roma, 1886-1907), L’amaro calice, 1905
Traducción de Angel Faretta


Nota del traductor

Junto con Corrado Govoni, Tito Marrone, el primer Alzo Palazzeschi, et al, Corazzini integró el más o menos formalmente dispuesto conjunto del “crepuscularismo” italiano; el romano más precisamente en este caso. Aunque el término “crepuscolarismo” apareció impreso por primera vez en una recensión de 1910 publicada en La Stampa. Siempre con la figura central de Giovanni Pascoli, que si bien se mueve dentro de la atmósfera crepuscular excede, como todo poeta mayor, el estrecho círculo de la escuela o corriente. Aunque también en Corrazzini se suman las claras influencias de Laforgue y Francis Jammes.  Sabemos que Almafuerte leía italiano, pero no estoy por mi parte seguro si Carriego podía hacerlo. Porque son indudables los ecos y el aire de familia de estos poetas, incluido Pascoli, con la poesía de ambos argentinos. Pascoli incluso tiene un poema de su primer libro, Myricae (1897), titulado “La cucitrice” (La costurera).


Rime del cuore morto 
  
O piccolo cuor mio, tu fosti immenso 
come il cuore di Cristo, ora sei morto; 
t'accoglie non so più qual triste orto 
odorato di mammole e d'incenso.
   
Uomini, io venni al mondo per amare
tutti ho amato! Ho pianto tutti i pianti
vostri e ho cantato tutti i vostri canti! 
Io fui lo specchio immenso come il mare. 
  
Ma l'amor onde il cuor morto si gela,
fu vano e ignoto sempre, ignoto e vano! 
Come un'antenna fu il mio cuore umano, 
antenna che non seppe mai la vela. 
  
Fu come un sole immenso, senza cielo
e senza terra e senza mare, acceso
solo per sé, solo per sé sospeso
Nello spazio. Bruciava e parve gelo.
  
Fu come una pupilla aperta e pure 
velata da una palpebra latente;
fu come un'ostia enorme, incandescente,
alta nei cieli fra due dita pure, 

ostia che si spezzò prima d'avere 
tocche le labbra del sacrificante,
ostia le cui piccole parti infrante
non trovarono un cuore ove giacere.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario