viernes, enero 10, 2014

María Esther Vázquez / En el descolorido paño verde



















(julio 2013)

En el descolorido paño verde
que exacto cubre las teclas del piano
hay tres notas bordadas y un vago pentagrama
que las sostiene como una abierta mano.
No hay una melodía en la mínima línea,
sólo el recuerdo de los marchitos dedos
sosteniendo la aguja en el adorno inútil.
Alguien bajó la tapa y una descolorida
punta verde se asoma sorprendida
del lado de los graves.
Nadie advirtió el detalle
porque han vuelto a morir
las melodías de Schubert y
el Beethoven de las sonatas tristes y aquel
Doménico Scarlatti, a veces sttacato;
un liviano juguete bajo sus bellas manos
reveladas en las fotografías dispersas por la casa.
Una, en que de niño, se adivinan las lágrimas
en la boca crispada por caprichos negados.
De adolescente tímido, a joven ya consciente
de su alta estatura y su figura amable,
de sus ojos tan claros, de su sonrisa cálida
y de su voz alzada sobre toda belleza
de los versos amados.
Llenan la casa sus fotografías y su presencia
sube, silenciosa, hasta el cuarto más alto.
Porque nunca se ha ido,
está seguro aquí, al lado.
Sonriendo, como siempre,
tolerando sin ganas la estupidez ajena
que nunca entiende nada.
Se ha detenido el péndulo del reloj.
Y aunque se le da cuerda
los sábados de mañana
ceremonia ya hábito
no se oye el sonido de las horas
ni la media ni el cuarto
y el diario se ha caído, sin abrir, olvidado.

María Esther Vázquez (Buenos Aires, 1937),  Estrategia de la pena (inédito)

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