jueves, octubre 23, 2014

Stanley Kunitz / Dos poemas










Bendición

Que Dios destierre de tu casa
a la mosca, la cucaracha, el ratón

que alborota detrás de las paredes
hasta hacer caer el revoque;

que exhorte desde tu puerta
al hipócrita y al falsario;

que no permita que el miedo, asustadizo,
blando y felino suba por tu escalera,

a los agentes de tus dudas:
que Dios los eche con un silbido.

Que no permita nada contaminado del mal,
que nada que pueda marchitar

la fronda más tierna de tu corazón
invada tu sangre tierna y profunda.

En contra del gotear de la noche
tenga Dios bien cerradas las ventanas,

proteja tus espejos
de sorpresa, delirios,

no admita que el viento rezagado
dentro de tu cerrada mente

emplume el lago del sueño
con sueños. Si has de llorar

que Dios te de lágrimas, pero que te deje
soledad para tu pesar,

e islas para tu orgullo,
y amor para que anide a tu lado.

Permita Dios que hasta el hueso
seas tú misma;

permita que sea yo (mi amor)
dulce compañía.


Fin del verano

Una agitación del aire,
una perturbación de la luz
me advirtieron que esa noche
el no amado año giraría sobre sus goznes.

Me puse de pie en la desencantada campiña
entre el rastrojo y las piedras,
atónito mientras que un gusanillo
me balbuceaba la canción medular de mis huesos.

El azul deslizóse por el azul del verano,
un halcón desprendióse desde sus torres sin nubes,
el techo del silo inflamóse, y supe
que una parte de mi vida había concluido.

Ya la puerta de hierro del norte
resuena al abrirse: pájaros, hojas, nieves
ordenan a las poblaciones ir adelante,
y un viento cruel sopla.

Stanley Kunitz (Worcester, Massachusetts, 1905-Nueva York, 2006), Alberto Girri, 15 poetas norteamericanos, Bibliográfica Omeba, Buenos Aires, 1966


Benediction

God banish from your house 
The fly, the roach, the mouse 

That riots in the walls 
Until the plaster falls; 

Admonish from your door 
The hypocrite and the liar; 

No shy, soft, tigrish fear 
Permit upon your stair, 

Nor agents of your doubt. 
God drive them whistling out. 

Let nothing touched with evil, 
Let nothing that can shrivel 

Heart's tenderest frond, intrude 
Upon your still, deep blood. 

Against the drip of night 
God keep all windows tight, 

Protect your mirrors from 
Surprise, delirium, 

Admit no trailing wind 
Into your shuttered mind 

To plume the lake of sleep 
With dreams. If you must weep 

God give you tears, but leave 
You secrecy to grieve, 

And islands for your pride, 
And love to nest in your side. 

God grant that, to be the bone,
Yourself may be your own;

God grant that may be
(my sweet) sweet company.


End of Summer 

An agitation of the air,
A perturbation of the light
Admonished me the unloved year
Would turn on its hinge that night.

I stood in the disenchanted field
Amid the stubble and the stones
Amaded, while a small worm lisped to me
The song of my marrow-bones.

Blue poured into summer blue,
A hawk broke from his cloudless tower,
The roof of the silo blazed, and I knew
That part of my life was forever over.

Already the iron door of the North
Clangs open: birds,leaves,snows
Order their populations forth,
And a cruel wind blows.

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