lunes, marzo 23, 2015

Vladimiro Maiacovski / De "El hombre"













La pasión de Maiacovski

¿Escuchan?
¿Oyen el relincho de los caballos?
¿Oyen?
¿Oyen las bocinas de los automóviles?
Son los ciudadanos que van de compras en el reinado de la abundancia.
Hay un desborde de gente,
y yo voy perdido entre la multitud,
afligido y sollozante,
trato de mantener los frenos.
Pero me prendo de faldas y polleras.

¿Qué es eso?
¿Eres tú?
Mientes fingiéndote una santulona.
Siento mi ojo enrojecido,
como un farol rosado de una casa pública.
-¿Para qué te hago falta?
¡Espera!
Yo conozco alegrías más dulces.
Bajas con orgullo el bosque de tus pestañas.
¡Espera!
Te fuiste...
Allá, por encima de las cabezas, está Él.
Le brilla el cráneo.
Tiene la calvicie lustrosa.
Brilla con resplandor.
En el dedo meñique
lleva, en la última falange,
un brillante sobre el dedo velludo.
Son tres pelos.
Ella se acercó,
se inclinó sobre su mano,
besándola con los labios,
murmurando:
A un pelito lo llamaron "La flautita",
a otro le decían "La nubecita",
y al tercero con resplandor increíble,
le bautizaron con otro nombre,
recién inventado por mí.

Vladimiro Maiacovski (Baghdati, Georgia, 1893 – Moscú, 1930) "El hombre", 1916-1917, Obras escogidas, selección, traducción, prólogo y notas de Lila Guerrero, Editorial Platina, Buenos Aires, 1957

Foto: Vladimiro Maiacovski, 1914. Sin datos sobre el fotógrafo

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