martes, abril 16, 2024

Horacio Cavallo / De "Descendencia", 2




Haikus para un domingo encapotado

II

Andar descalzo
paseando ensimismado
tiene sentido.


Estaciones

Primavera

Hay dos caras
diametralmente opuestas
en setiembre.

Una que se construye hacia la luz,
donde brota el verdor de la enramada.

Otra que la provocan siete vientos
que empujan a gorriones desplumados
hacia el cuadrado gris de las veredas.

Puedo mirar el cielo en primavera,
pero en puntas de pie.


Verano

Hay un verano que no vuelve nunca
aunque siempre regrese otro verano.


Otoño

Idas las moscas vuelvo al recurrente
sueño en que la hojarasca incontrolable,
lejos de las escobas y las quemas
sepulta a la ciudad en su beige(eza).

Indignado va el cielo ensangrentando
desde marzo hasta junio nubarrones.


Invierno

Solo la cama guarda la segura
dulce inmovilidad del paraíso.
El resto de la casa, la ciudad,
todo es mentira cuando lluvia, viento,
hacen temblar las manos y las ramas.

Una tonada triste bajo las frazadas.
Eso es lo cierto: duerme, espera, hiberna.


Haroldo

Ayer asamos carne y esperamos
a Haroldo Conti entrar desde el silencio.
Él se hizo ver mientras nos repasamos
los últimos dos días en el río.
Le pregunté los nombres de los árboles
y dijo nombre, altura y residencia.
Le pregunté los nombres de los pájaros
y mirando las brasas los nombraba.

Nos preguntó si alguno vio su cuerpo
y no tuvimos nada para darle.

Horacio Cavallo (Montevideo, 1977), Descendencia, Ediciones del Estómago Agujereado, Montevideo, 2012

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Foto: Horacio Cavallo por Fernando Sosa

lunes, abril 15, 2024

Pier Paolo Pasolini / De "Poesía en forma de rosa"




Apéndice
La falta de demanda de poesía

Como un esclavo enfermo o una bestia,
vagaba por un mundo que me tocó en suerte,
con la lentitud que tienen los monstruos
del barro - o del polvo - o del bosque -
arrastrándose sobre la panza - o sobre las aletas
vanas para la tierra firme - o alas de membranas...
Alrededor había terraplenes o calzadas de grava,
o quizá estaciones abandonadas en el fondo de la ciudad
de los muertos - con las calles y pasajes subterráneos
de la alta noche, cuando se sienten solamente
trenes espantosamente distantes,
y el lavado de las alcantarillas, en el frío definitivo,
en la sombra que no tiene mañana.
Entonces, mientras me erguía como un gusano,
blando, repugnante en su ingenuidad,
algo pasó en mi alma - como
si en un día claro se oscureciese el sol;
por encima del dolor de la bestia cansada,
surgió otro dolor, más mezquino y oscuro,
y el mundo de los sueños se quebró.
"¡Ya nadie te pide poesía!"
Y: "Ha pasado tu tiempo de poeta..."
"¡Los años cincuenta se acabaron en el mundo!"
"¡Tú, con las Cenizas de Gramsci, te marchitas
y todo lo que fue vida te duele
como una herida que se vuelve a abrir y da la muerte!"

Pier Paolo Pasolini (Bolonia, Italia, 1924 - Ostia, Italia, 1975), "Poesia in forma di rosa" (1964), Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 003

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Appendice
LA MANCANZA DI RICHIESTA DI POESIA

Come un schiavo malato, o una bestia,
vagavo per un mondo che mi era assegnato in sorte,
con la lentezza che hanno i mostri
del fango - o della polvere - o della selva -
strisciando sulla pancia - o su pinne
vane per la terraferma - o ali fatte di membrane...
C'erano intorno argini, o massicciate,
o forse stazioni abbandonate in fondo a città
di morti - con le strade e i sottopassaggi
della notte alta, quando si sentono soltanto
trenni spaventosamente lontani,
e sciacquii di scoli, nel gelo definitivo,
nell'ombra che non ha domani.
Così, mentre mi erigevo come un verme,
molle, ripugnante nella sua ingenuità,
qualcosa passò nella mia anima - come
se in un giorno sereno si rabbuiasse il sole;
sopra il dolore della bestia affannata,
si collocò un altro dolore, più meschino e buio,
e il mondo dei sogni si incrinò.
"¡Nessuno ti richiede più poesia!"
E: "È passato il tuo tempo di poeta..."
"¡Gli anni cinquanta sono finiti nel mondo!"
"¡Tu con le Ceneri di Gramsci ingiallisci,
e tutto ciò che fu vita ti duole
come una ferita che si riapre e dà la morte!"

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Foto: Pier Paolo Pasolini durante la filmación de "El Evangelio según San Mateo", 1962 Keystone/ Hulton Archive/ Getty Images

domingo, abril 14, 2024

Dora Pentimalli / De "Los años poblados"




Inhabilitante el pensamiento
           -capa densa de estrellas húmedas 
que se cruzan y se abandonan
                        en un lodo expectante-
Te chupa
            Te ata
                       Te priva
                                   Te exige
Te deja por fin
como una esponja estremecida.


*

Y sin quererlo 
adopto
la quietud 
de un sapo. 


*

Algo habita este silencio mineral 
el canasto de frutas
sobre la mesa redonda para seis 
la cama deshecha
la casa barrida.

Voces como fósiles
el relámpago vital nos deja en vilo 
ciudades de piedra
para siempre suspendidas 
en ese último gesto.

Injertos de luz 
dispuestos al abismo 
a la intemperie
de nosotros mismos.

Dora Pentimalli (Barcelona, 1968)

Los años poblados,
Barnacle, 
Buenos Aires, 2023









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sábado, abril 13, 2024

Abraham Sutzkever / Leyendo a Shakespeare



“Es la maldición del tiempo en que ciegos 
se dejan conducir por locos.” 
Líneas actuales del Rey Lear, 
terribles líneas de uno para ti. 
No existe para ellas cerca ni lejos 
adonde puedas escaparte; 
el eco: “Es la maldición del tiempo” 
ha de encontrarte. 
-¿Y fuera del tiempo? 
-Peor aún… En aquellos sordos castillos 
no duele la profunda herida de un cuchillo. 
Y ni siquiera puede uno perder el juicio. 

Abraham (Avrom) Sutzkever (Smorgon, Gobernación de Vilna, hoy Smarhon, Bielorrusia, 1913 - Tel Aviv, 2010), Poesía, Pardés, Buenos Aires, 1983
Traducción del idish: Eliahu Toker

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viernes, abril 12, 2024

María Teresa Andruetto / Genealogía




Tengo una foto del casamiento de mis padres, 
él con traje oscuro y el pelo peinado a la gomina. Ella
de trajecito claro y una boina (con un moño grande, a cuadros), 
la sonrisa perfecta, los ojos bajos, una cartera pequeña
en una mano (la otra mano enlazada a la mano de mi padre).
Con los ojos renegridos y las cejas grandes, a él parecen
molestarle los reflejos del sol en esa tarde. Sé que es abril,
que están frente a la plaza, la sombra de sus cuerpos
se estira en el mosaico, hacia la tapia. 

Ella lleva debajo una blusa blanca. Antes
de esa tarde, vendió una cadena de oro de su abuela
para hacerse el anillo de bodas. Si te gusta el oro,
no soy hombre para vos, dijo mi padre. 

Antes, mi padre le dio un echarpe de su madre, de color azul
y grana. Si nos dejamos lo quiero de regreso, es un recuerdo
de la madre de mi madre

Antes, un hombre golpeó la puerta de la casa de mi abuela,
allá en el pueblo, buscando a una amiga de su madre
y se encontró con mi madre.

Antes, ese hombre que venía de otro mundo,
le pidió a mi madre que fuera a la ciudad para conocerla,
pero mi madre le dijo que una buena chica no se movía
de su casa.

Antes mi madre juró y juró que no se casaría con nadie.

Era hermosa como una potranca en la llanura y enseñaba
a leer con un peinado de trenzas recogidas. 

Antes su madre se inclinó a fregar junto al arroyo
para alimentar a los hijos y al marido, y antes de eso
se le enfermó el marido. Era un hombre flaco como un pájaro
que no podía oler la sopa de porotos, ni la flor del paraíso,
ni el heno que enfardaba ni las hojas satinadas
de los plátanos. Íbamos a verlos los domingos, mi madre
nos llevaba; hablaban piamontés en una casa oscura,
con piso de ladrillos y un patio con glicinas.

Antes los padres de mi madre emparvaban alfalfa
en Campo Yucat y antes la madre de mi madre
tuvo a su primer hijo cuando era apenas una niña. 

Antes, su madre casó a la hija casi niña con un hombre
bueno, el más bueno que encontré, decía,
sin preguntarle a esa niña nada.

Antes la madre de la madre de mi madre viajó con su hija
pequeña en la bodega de un barco y después atravesó los campos
como una peregrina, detrás de una máquina de trilla;
y antes escapó de su pueblo con su hija, para que no la casaran 
con un hermano del marido.

Antes, en un lugar llamado Casas Viejas, se le murió el marido
y ella se ató un cilicio en la cintura. Cuando yo era niña,
aún vivía, aferrada a un misal y un relicario con pelos
de Santa Cecilia. Era poco agraciada la madre de mi abuela,
la cara angulosa, los ojos hundidos, la boca, pero alguna vez
fue joven y robusta, un animal para el trabajo
cuando conoció al marido. 

Antes ella no tuvo padre y juró que si tenía hijos, 
los hijos tendrían otra vida. Y antes fregó los suelos 
de una iglesia y fregando conoció los libros. Los evangelios, 
La Filotea, La vida de Santa Cecilia (y se escondió en el pecho, 
tal vez robada, esa reliquia, unos pelos de la santa 
en una cajita)

Antes fue campesina y ayudó a su madre a cuidar dos vacas
que tenían y antes su madre arrancó raíces
de entre las piedras, para alimentarla.

Encontré una foto de esa mujer, una foto borrosa, 
amarillenta. Dijo mi madre que le dijeron
que la sacó el cura de Casas Viejas. Es la foto de una campesina
joven, ya con la espalda curva, una mujer muy flaca,
con la quijada hacia adelante, husmeando como un perro
y los ojos, ay los ojos, tan despiertos, como una rata
o una ardilla, ojos alertas como los de una perdiz 
o los de un tero.

María Teresa Andruetto (Arroyo Cabral, Argentina, 1954), "Últimos poemas (2018-2019)", Poesía reunida, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2019

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jueves, abril 11, 2024

Ricardo Ruiz / Al costado de la noche




al costado de la noche

un dedo de la mano
debajo de la almohada
señala un sueño

el dolor 
la música 
del sueño 
que señala

uno por vez

aparecidos
gotas de bruma
en la lengua
que los nombra
el vuelo 
de un pájaro 
ciego 
el amor cayendo
otros pesares

vuelven 

al sueño 
laberinto
lo que del sueño
es angustia 
o espanto

uno por vez

los monstruos 
sobre el pecho
tocan la cicatriz 
del aire que respira

mientras duerme

murmura un ruego
quitapenas 

un río que los lleve
aguas abajo
piedra contra piedra
lavando el alma

despertándonos

[inédito]

Ricardo Ruiz (Buenos Aires, 1953)

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Foto: Ricardo Ruiz / Facebook

miércoles, abril 10, 2024

José Pedroni / Paga




Mamá Angustia, en la puerta,
llora y da de mamar;
llora porque su hombre en la taberna
se está bebiendo el jornal.
 
No llores, mamá Angustia, que tu niño
bebe tu mal.
Míralo, en la luna de tu pecho,
dispuesto a lloriquear.
  
Yo iré, si tú lo quieres,
a buscar a tu Juan,
que ha perdido el camino de tus ojos
y no lo puede hallar.
Le diré que tu mesa ya está puesta
debajo del parral,
con su jarra de vino de Mendoza
y su redondo pan. . .
  
Pero que nunca llores en la puerta
cuando das de mamar;
nunca las dulces lunas de tu pecho
se hagan lunas de sal.

José Pedroni (Gálvez, Argentina, 1899-Mar del Plata, Argentina, 1968), El pan nuestro, Losada, Buenos Aires, 1941; Portal Homenaje al Poeta Argentino José Pedroni

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martes, abril 09, 2024

Luis Hernández / Dos poemas




A un suicida en una piscina

No mueras más
oye una sinfonía para banda
volverás a amarte cuando escuches
diez trombones
con su añil claridad
entre la noche
no mueras
entreteje con su añil claridad
por lo que Dios más ame
sécate
contémplate en el espejo
en el cual te ahogabas
quédate en el tercer planeta
tan solo conocido
por tener unos seres bellísimos
que emiten sonidos con el cuello
esa unión entre el cuerpo
y los ensueños
y con máquinas ingenuas
que se llevan a los labios
o acarician con las manos
arte purísimo
llamado música
no mueras más
con su añil claridad

                             Lima, 8 de agosto de 1971

"Vox horrísona", 1970, Antología poética, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2022

Cuarteto Opus 131

A través de la soledad de los tejados,
Como frutos malvados de la noche
Los últimos cuartetos de Beethoven:
Igual los ha de oír
Quien en deseo vaga
O aquel que solitario yace
Junto a la mujer
Con quien ya jamás ha de soñar.

Gato, mi querido y sordo gato,
Yo sé que a través de tus patas,
A través de tu aciaga cabellera
Y la noche que me envuelve,
Hemos vuelto a beber,
Hemos llegado
A tener un lugar bajo los cielos.

Las constelacionesTrujillo, Cuadernos Trimestrales de Poesía, 1965; Encuentra tu Poema, Fundación BBVA, Perú

Luis Hernández (Lima 1941 - Buenos Aires, 1977)

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Foto: Luis Hernández fotografiado por su familia en la sala de su casa en Lima, 1974 Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

lunes, abril 08, 2024

Antonio Machado / De "Nuevas canciones"




PROVERBIOS Y CANTARES

                  A José Ortega y Gasset

LXIII

  Sentía los cuatro vientos,
en la encrucijada
de su pensamiento. 


LXIV

¿Conoces los invisibles
hiladores de los sueños?
Son dos: la verde esperanza
y el torvo miedo.
  Apuesta tienen de quién
hile más y más ligero,
ella su copo dorado;
él, su copo negro.
   Con el hilo que nos dan
tejemos, cuando tejemos.


LXVI

  Poned atención:
un corazón solitario
no es un corazón.


LXXIII

De un Arte de Bien Comer,
primera lección:
No has de coger la cuchara
con el tenedor.


LXXV

  Conversación de gitanos:
-Para rodear,
toma la calle del medio;
nunca llegarás.


SONETOS

II

     Verás la maravilla del camino,
camino de soñada Compostela
-¡oh monte lila y flavo!-, peregrino,
en un llano, entre chopos de candela.
     Otoño con dos ríos ha dorado
el cerco del gigante centinela
de piedra y luz, prodigio torreado
que en el azul sin mancha se modela.
     Verás en la llanura una jauría
de agudos galgos y un señor de caza,
cabalgando a lejana serranía,
     vano fantasma de una vieja raza.
Debes entrar cuando en la tarde fría
brille un balcón en la desierta plaza.

Antonio Machado (Sevilla, España, 1875 - Colliure, Francia, 1939), "Nuevas canciones" (1917-1930), Poesías completas, edición de Manuel Alvar; guía de lectura de María Pilar Celma; Espasa Calpe, Colección Austral, Madrid, 2007

Más poemas de Antonio Machado en Otra Iglesia Es Imposible

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domingo, abril 07, 2024

Tone Pavček / Elogio de vivir



Sólo esto y nada más.
Sólo este continuo perder
los días y la sangre,
sólo esta postergación,
sólo este vagabundear
de noche en noche
de materia en materia.

Sólo esto y nada más.
Sólo esta prisa
desde las semillas hasta los frutos,
sólo este deslizarse
de las horas entre los dedos,
sólo esta despedida
sólo esta caída
hacia la madera última.

Sólo ésta, sólo ésta, sólo ésta
vida.
La piedra y la flor,
la flor y la piedra,
el instante fugaz, atrapado
en la eterna existencia
como involuntaria celebración
de todo lo vivo.
Sólo esto y nada más.

Tone Pavček (Šentjurij na Dolenjskem, Eslovenia, 1928 - Liubliana, 2011), Verba Hispánica. Anuario de la Sección de Estudios Hispánicos nº 21, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Liubliana, Eslovenia, 2013
Traducción del esloveno, Juan Octavio Prenz
Envío de Jonio González

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sábado, abril 06, 2024

Michael O’Loughlin / Cuchulainn



Si tuviera mil años en este lugar
nunca podría interpretarte, Cuchulainn*.
Tu nombre es un fósil, un árbol petrificado
Tu nombre significa menos que nada.
Menos que Librium, o Bizcochos Burton
o Sistemas Audio-Visuales Phoenix -
Nunca lo oí susurrado
por el viento en los cables de teléfono
ni lo vi garabateado en el muro
en la parte de atrás del parque donde juegan los niños.
Tu nombre significa menos que nada
para el ama de casa a la deriva en el Shopping
a las once y cuarto de la mañana de un martes
con el viento que sopla fragmentos de concreto
en ojos ya rotos y golpeados
por cuatro paredes estrechas
en un departamento de un monoblock
que lleva el nombre de un patriota irlandés
que murió con tu nombre en los labios.
Pero mirando TV la otra noche
empecé a interpretarte, Cuchulainn;
llegaste como un espectro cursi
en una serie americana de ciencia ficción
en blanco y negro hecha para TV
un obvio marciano disfrazado de humano
irrumpiste con grandes botas
con un rostro infinitamente confundido y tenso
y tu profunda voz bramando en letras mayúsculas:
Qué Es Esta Cosa De La Que Hablan Terrícolas

Michael O’Loughlin (Dublín, 1958), Jorge Fondebrider, Gerardo Gambolini, Poesía irlandesa contemporánea, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1999
Traducción de Jorge Fondebrider

* El héroe Cuchulainn, el hijo del gran dios Lug -deidad céltica del rayo, el relámpago y el cielo brillante-, es el principal protagonista del llamado Ciclo de Ulster -así llamado por el lugar preponderante de los ulates, habitantes del actual Ulster-, cuyo centro es la Tain, epopeya irlandesa que reúne historias correspondientes a tiempos muy diversos (siglos VI y VIII). A Cuchulainn se lo ha comparado con Aquiles y se ha advertido la influencia clásica sobre los poemas del ciclo, aunque, según Jean Marx (cf. Las literaturas célticas, Eudeba, Bs. As. 1964), "los rasgos del héroe, la naturaleza de sus hazañas, el carácter mágico y fabuloso de los tabúes a los que se somete y las proezas sobrehumanas que cumple, son evidentemente célticos". (Nota del traductor)


Cuchulainn

If I lived in this place for a thousand years
I could never construe you, Cuchulainn.
Your name is a fossil, a petrified tree
Your name means less than nothing.
Less than Librium, or Burton’s Biscuits
Or Phoenix Audio-Visual Systems –
I have never heard it whispered
By the wind in the telegraph wires
Or seen it scrawled on the wall
At the back of the children’s playground.

Your name means less than nothing
To the housewife adrift in the Shopping Centre
At eleven-fifteen on a Tuesday morning
With the wind blowing fragments of concrete
Into eyes already battered and bruised
By four tightening walls
In a flat in a tower-block
Named after an Irish Patriot
Who died with your name on his lips.

But watching TV the other night
I began to construe you, Cuchulainn;
You came on like some corny revenant
In a black-and-white made-for-TV
American Sci-Fi serial.
An obvious Martian in human disguise
You stomped about in big boots
With a face perpetually puzzled and strained
And your deep voice booms full of capital letters:
What Is This You Earthlings Speak Of

© 1980, Michael O’Loughlin; Another Nation: New and Selected Poems; New Island Books, Dublín
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Foto: Michael O’Loughlin/Facebook

viernes, abril 05, 2024

Raúl González Tuñón / Polka de la tarjeta de cartón



I

¿Quién no conoció el peinado 
que usaba misia Felisa,
su pollera con bordado, 
su cara llena de risa,
sus patios con emparrado, 
sus fiestas con pericón,
y quién no estuvo invitado
"con tarjeta de cartón"?

II

¿Quién no conoció la gloria
de matear bajo la parra
cuando tocaban victoria
los dedos en la guitarra,
cuando el mísero colado
salía por el balcón
porque no estaba invitado 
con tarjeta de cartón?

III

Entonces un chorro fino 
caía en la canaleta
haciendo su remolino 
saltarín en la pileta.
Si faltaban los de al lado 
se decía en la reunión
que no estaban invitados 
con tarjeta de cartón.

IV

Ah, las reuniones, comadre, 
comentadas por semana,
Five o'clock tea de Las Ranas, 
de la gente más compadre,
de los que recién llegados 
ligaban un ginebrón
porque estaban invitados 
con tarjeta de cartón.

V

Tenidas de rompe y raja, 
de malevos orilleros
que no se iban a baraja 
cuando olían entreveros.
Chinas empingorotadas 
hacían sonar el tacón,
porque estaban invitadas 
con tarjeta de cartón.

VI

Farolito a kerosén 
del almacén de Perfumo,
mozos que se iban al humo 
si les seguían el tren;
moños, cintas, charolados, 
puro corte y confección,
porque estaban invitados 
con tarjeta de cartón.

VII

Época en que se formaba
corrillo al cantor del Bajo
y Buenos Aires fumaba 
cigarrillos "Vuelta abajo";
patios de cielo entoldado 
con estrellas de ocasión.
¡Ah, no haber sido invitado 
con tarjeta de cartón!

VIII

Polka de cintura fina 
y peinado a la banana,
polka que fue la mañana 
de la milonga argentina;
ya terminó tu función 
y yo nunca te he bailado
pues nunca estuve invitado 
con tarjeta de cartón.

(Escrito en Río de Janeiro, en 1931, para Juan Carlos Moreno González, autor de la música.) [Nota del autor]

Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905 - 1974), Hay alguien que está esperando. El penúltimo viaje de Juancito Caminador, Editorial Carabelas, Buenos Aires, 1952

Más poemas de Raúl González Tuñón en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Raúl González Tuñón, Santiago de Chile, c.1937 Archivos

jueves, abril 04, 2024

Simone Weil / El mar



Mar dócil al freno, mar sumiso en silencio,
Mar disperso, con oleajes encadenados por siempre,
Masa ofrecida al cielo, espejo de obediencia,
Para tejer allí cada noche pliegues nuevos,
Los astros de lejos sin esfuerzo tienen poder.

Cuando la mañana llega a colmar todo el espacio,
Recibe y devuelve el don de la claridad.
Un fulgor ligero se posa en la superficie.
Se extiende en la espera y sin deseo,
Bajo el día que crece, resplandece y se esfuma.

Los reflejos de la noche harán relucir veloz
El ala suspendida entre el cielo y el agua.
Los oleajes oscilantes y sujetos a la llanura,
Donde cada gota a su vez sube y desciende,
Permanecen en lo bajo por la ley soberana.

La balanza de los brazos secretos de agua transparente
Se pesa ella misma, y la espuma, y el hierro,
Justa sin testigo para cada barco errante.
En el navío un hilo azul traza un reporte,
Sin ningún error en su línea aparente.

Mar vasto, a los mortales desdichados sé propicio,
Apretados en tus bordes, perdidos en tu desierto.
A quien va a zozobrar habla antes que perezca.
Entra hasta el alma, oh nuestro hermano el mar;
Dígnate a lavarla en tus aguas de justicia.

[Marsella, Francia, 1941-1942]

Simone Weil (París, 1909 – Ashford, Inglaterra, 1943), Pensamientos, poemas, Alción Editora, Córdoba, Argentina, 2023; Op. Cit., 30 de diciembre de 2023
Traducción de Carolina Massola


LA MER

Mer docile au frein, mer soumise en silence,
Mer éparse, aux flots enchaînés pour toujours,
Masse offerte au ciel, miroir d’obéissance ;
Pour y tisser chaque nuit des plis nouveaux,
Les astres au loin sans effort ont puissance.

Lorsque le matin vient combler tout l’espace,
Elle accueille et rend le don de la clarté.
Un éclat léger se pose à la surface.
Elle s’étend dans l’attente et sans désir,
Sous le jour qui croît, resplendit et s’efface.

Les reflets du soir feront luire soudaine
L’aile suspendue entre le ciel et l’eau.
Les flots oscillants et fixés à la plaine,
Où chaque goutte à son tour monte et descend,
Demeurent en bas par la loi souveraine.

La balance aux bras secrets d’eau transparente
Se pèse elle-même, et l’écume, et le fer,
Juste sans témoin pour chaque barque errante.
Sur le navire un fil bleu trace un rapport,
Sans aucune erreur dans sa ligne apparente.

Mer vaste, aux mortels malheureux sois propice,
Pressés sur tes bords, perdus sur ton désert.
À qui va sombrer parle avant qu’il périsse.
Entre jusqu’à l’âme, ô notre sœur la mer ;
Daigne la laver dans tes eaux de justice.

Poemès, Gallimard, 1968

Foto: El salvoconducto otorgado a Simone Weil por Francia Combatiente (formada por la Francia Libre de Charles De Gaulle y los movimientos de resistencia internos durante la ocupación nazi). Las siglas CNI significan Comisión Nacional del Interior Photo 12 / Universal Images Group. / Getty Images

miércoles, abril 03, 2024

Pablo Seguí / En el nombre no está la cosa



Catorce letras tienen
el nombre y apellido
con que firmás. Podría
escribir un soneto
en el que encabezaran
cada línea. Infinitas
las posibilidades
de “escritura” (así dicen
ahora los snobs)
y al mismo tiempo meras
variaciones o moscas
que vos espantarás
sin más, ¡oh La Sin Nombre,

la de abanico cruel!

Pablo Seguí (Ciudad de Córdoba, Argentina, 1973), Remy LaCroix y otros poemas, Barnacle, Buenos Aires, 2023

Más poemas de Pablo Seguí en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Pablo Seguí/Facebook

martes, abril 02, 2024

Gwen Harwood / En el parque




Ella se sienta en el parque. Su ropa es anticuada.
Dos niños riñen y lloriquean, tiran de su falda.
Un tercero traza absurdos dibujos en el barro.
Ha pasado alguien a quien una vez amó – demasiado tarde
para fingir indiferencia ante aquel ademán casual.
"Qué alegría" et cetera. "La vida da grandes sorpresas."
De la bonita cabeza de él se eleva sin duda
un pequeño globo... "pero gracias a Dios...".

Permanecen un rato en la vacilante luz, repitiendo
los nombres y fechas de cumpleaños de los niños. "Qué ternura
produce oírlos hablar, verlos crecer y prosperar",
dice ella a la sonrisa de él, que ya se aleja. Después, 
mientras alimenta al niño más pequeño, sentado a sus pies,
dirigiéndose al viento, dice: "Me han comido viva".

Gwen Harwood (Taringa, Australia, 1920 - Hobart, Australia, 1995), Selected Poems, Penguin, Hawthorn, 2001
Versión de J. G. 


IN THE PARK

She sits in the park. Her clothes are out of date. 
Two children whine and bicker, tug her skirt. 
A third draws aimless patterns in the dirt. 
Someone she loved once passed by – too late 
to feign indifference to that casual nod. 
“How nice” et cetera. “Time holds great surprises.” 
From his neat head unquestionably rises 
a small balloon…”but for the grace of God…” 

They stand a while in flickering light, rehearsing 
the children’s names and birthdays. “It’s so sweet 
to hear their chatter, watch them grow and thrive, ” 
she says to his departing smile. Then, nursing 
the youngest child, sits staring at her feet. 
To the wind she says, “They have eaten me alive.”

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lunes, abril 01, 2024

Dylan Thomas / La luz entra donde ningún sol brilla



La luz entra donde ningún sol brilla;
donde no corre ningún mar, las aguas del corazón
empujan sus mareas;
y los rotos fantasmas con luciérnagas en sus cabezas;
las cosas de la luz
se meten en la carne donde ninguna carne cubre los huesos.

Una vela en los muslos
anima a la juventud y a la semilla y quema la semilla de la vejez;
donde ninguna semilla despierta,
el fruto del hombre rejuvenece en las estrellas,
brilloso como un higo;
donde ninguna cera hay, la vela muestra su pabilo.

El alba entra detrás de los ojos;
de mástiles de calavera y dedos la sangre turbulenta 
se desliza como un mar;
sin cercas, ni vallados, los surtidores del cielo
brotan hasta la caña
adivinando en una sonrisa el aceite de las lágrimas.

La noche ronda en las órbitas,
como una luna de alquitrán, el límite de los globos;
el día ilumina el hueso;
donde no hay frío alguno, los vendavales desolladores desprenden 
los vestidos del invierno;
la película de la primavera cuelga de los párpados.

La luz entra en solares secretos,
en la punta del pensamiento donde los pensamientos huelen en la lluvia;
cuando muere la lógica,
el secreto del suelo crece a través del ojo,
y la sangre salta al sol;
sobre los terrenos baldíos se detiene el alba.

Dylan Thomas (Swansea, Gales 1914 - Nueva York, Estados Unidos, 1953), Poemas escogidos (1934-1952), Editorial Barnacle, Buenos Aires, 2024
Traducciones de Silvia Camerotto

Más poemas de Dylan Thomas en Otra Iglesia Es Imposible


Light Breaks Where no Sun Shines 

Light breaks where no sun shines;
Where no sea runs, the waters of the heart
Push in their tides;
And, broken ghosts with glow-worms in their heads,
The things of light
File through the flesh where no flesh decks the bones.

A candle in the thighs
Warms youth and seed and burns the seeds of age;
Where no seed stirs,
The fruit of man unwrinkles in the stars,
Bright as a fig;
Where no wax is, the candle shows its hairs.

Dawn breaks behind the eyes;
From poles of skull and toe the windy blood
Slides like a sea;
Nor fenced, nor staked, the gushers of the sky
Spout to the rod
Divining in a smile the oil of tears.

Night in the sockets rounds,
Like some pitch moon, the limit of the globes;
Day lights the bone;
Where no cold is, the skinning gales unpin
The winter's robes;
The film of spring is hanging from the lids.

Light breaks on secret lots,
On tips of thought where thoughts smell in the rain;
When logics dies,
The secret of the soil grows through the eye,
And blood jumps in the sun;
Above the waste allotments the dawn halts.

The Poems of Dylan Thomas, New Directions © 1952, 1953 Dylan Thomas © 1938, 1939, 1943, 1946, 1971 New Directions Publishing Corp

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Foto: Dylan Thomas en White Horse Tavern, Greenwich Village, Nueva York, 1952 Cordon Press / Vanity Fair

domingo, marzo 31, 2024

Juan Calzadilla / Dos poemas



Los pájaros

¿Es que volaron antes de nos diéramos cuenta
de que podían hacerlo sin necesidad de tener alas?
¿O fue que nuestras miradas se las prestaron?
Así el poema.


El paisaje y él

Fue de paseo al campo aquel día
pero nada en especial
vio ni sintió
como no fuera
lo que por el camino
iba pensando.
Ambos pasaron de largo.
El campo y él.

Juan Calzadilla (Altagracia de Orituco, Venezuela, 1930), Poesía por mandato. Antología personal 1978-2012, Monte Ávila, Caracas, 2014
Envío de Jonio González

Más poesía de Juan Calzadilla en Otra Iglesia Es Imposible

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sábado, marzo 30, 2024

Pancho Muñoz / De "Huella de perro en el cemento fresco", 3




Sin amenaza, no hay poema

Los japoneses dicen que la poesía es como trotar por el ojo de una aguja,
cosa que demuestra
                  la valentía de los ñatos frente al vacío,
                                                            además de su equitación y su
                                            equilibrio.
Siempre insistí con esto de los japoneses debido a mi debilidad de circular por el ojo vacío de
cualquier aguja que aparezca por ahí.

Sin amenaza, no hay poema.


Sebastopol

"Donde quiera que vaya..."
la soledad me viste y calza:
aguja en un pajar, hoja en el agua,

punto en un plano.

Francisco "Pancho" Muñoz (Buenos Aires, 1945), Huella de perro en el cemento fresco. Poemas (2016-2019), Milena Caserola, Buenos Aires, 2019

Más poemas de Pancho Muñoz en Otra Iglesia E Imposible

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viernes, marzo 29, 2024

Peter Viereck / Nostalgia



Durante un tiempo estuvo bien ser Hombre

1

Después de ocho mil años entre las estrellas,
una repentina nostalgia de agosto
arrastró -como la culpa- a través de medio cosmos
de vuelta a un planeta dulce como caña de azúcar,
donde los vientos tienen plumas y las plumas garganta,
donde imágenes
como "azul" o "sur" pueden romperte el corazón con dulce atrevimiento.

***

2

Después de apenas ocho parpadeos, nada cambió allí
entre los pájaros, siguen siendo igual de centelleantes,
entre la lluvia de hojas sobre los ríos,
la congoja del sur y el azul,
el dulzor de caña de azúcar de la noche de agosto;
pero sólo
la gente cambió, mi gente, oh, mi gente, mis desmemoriados.

***

3

"¿Así es como me recibes después de dieciocho siglos?
¿Dónde está mi caballo? ¿Dónde está mi arpa?
¿Por qué los tambores de muda piel de cabra?
Gira mi abismo de vino resinado;
me cubre mi manto de profecía;
mi nombre es..."
Y entonces pronuncié la verdadera y perdida y aterradora palabra.

Peter Viereck (Nueva York, Estados Unidos, 1916 - 2006), New and Selected Poems, Bobbs-Merrill, Indianapolis, 1967; Poetry, vol. 82, n.º 1, abril-septiembre de 1953 
Versión de Jonio González

Más poemas de Peter Viereck en Otra Iglesia Es Imposible


NOSTALGIA

for a while, it was good to have been Man

1

After eight thousand years among the stars,
A sudden wistfulness for August
Tugged me — like guilt — through half a cosmos
Back to a planet sweet as canebrake,
Where winds have plumes and plumes have throats,
Where pictures
Like ‘Blue” and “south” can break your heart with sweet
suggestiveness.

***

2

After a mere eight flickers, nothing changed there
Among the birds, still just as blazing,
Among the rain of leaves on rivers,
The heartbreak of the south and blue,
The canebrake-sweet of August night;
But only
The people changed, my people, oh my people, my
forgetters.

***

3

“After eight cycles, how is this you greet me?
Where is my horse? Where is my harp?
Why are the drums of goat-skin silent?
Spin my abyss of resin-wine;
Drape me my cloak of prophecy;
My name is ”
And then I said the true and lost and terrifying word.

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jueves, marzo 28, 2024

Jan de Jager / De "Casa de cambio IV"




Cuatro Bueyes

Un buey blanco
en las afueras de Pisa
¿Sería más hermoso
si alguien lo hubiese esculpido
en mármol de Carrara?

¿Sería más hermoso
ese buey de mármol
que este buey sólido,
echado ahí, quieto,
apenas rumiando, respirando?

¿Más hermoso que estos
bueyes de palabras?
¿Más bello que la nieve
que se posa
en ese bloque
 de mármol sin tallar?


Fronteras / Limes

pasa el 95, le nonante-cinq

I

Los límites entre germanos y romanos
fluctuaban entre el Mosa y el Rin
y coinciden casi puntuales con la divisoria
entre “el mundo católico” y “el mundo protestante”
tal como surgiría más de un milenio después.
La frontera entre Holanda y Bélgica
fue trazada unas millas más al sur,
y la frontera entre los idiomas:
el flamenco y el francés, se encuentra
otras tantas millas más al sur:
a la altura de lo que hoy es Bruselas.


II

Estoy en Bruselas, ciudad “bilingüe”
Acabo de ver pasar el nonante cinq
Un cartel luminoso indica su destino final,
por turno en francés y en neerlandés:
GRAND-PLACE
GROTE MARKT
O sea literalmente
Plaza Grande
Gran Mercado
Se los dejo ahí, queridos alumnos
para que se lo mediten


III

Eso lo escribí ayer, y primero pensé
lo que se piensa automáticamente:
ah, plaza: ocio, el holgado mundo mediterráneo
versus mercado: negocio, la moral protestante del trabajo.
Hoy en cambio amanecí pensando otra cosa:
los días de mercado, de feria, los feriantes flamencos
de túnicas marrones, sudorosas,
descargando cajones de mercadería, vociferando,
VERSE VIS! HELE GROTE BLOEMKOLEN!
esos días eran “Grote Markt”
en cambio los otros días, la plaza semivacía,
los nobles paseando flânant, luciendo
jubón de brocado azul y hablando en francés,
esos días eran “Grand-Place”
se escuchan opiniones

Jan de Jager (Buenos Aires, 1959), Casa de cambio IV, inédito

Más poemas de Jan de Jager en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Jan de Jager/Facebook

miércoles, marzo 27, 2024

Leónidas Lamborghini / De "Circus", 3




El gozador

Como el que
mata
al placer.

Como el que
ni bien el placer
nace,
lo mata.

Como el que
se place
en matar
el placer.


Es escarabajo

Como el que 
en la playa desierta
ve un escarabajo.

Como el que
lo fatiga 
con obstáculos.

Como el que
en la desierta playa
se inclina
sobre las huellas
del escarabajo
y ve en ellas
su propia fatiga.

Leónidas Lamborghini (Buenos Aires, 1927 - 2009), Circus, México (1977-1983), Seré Breve, Buenos Aires, 2023

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