domingo, agosto 19, 2007

Notas sobre Vallejo

Tiendo a pensar que el vallejismo, cuya clave parecía ser la de utilizar el material corriente y el más arcaico léxico español ("Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos") para hablar de la condición humana (otra cuestión sin sentido hoy) sucumbió con los poetas entre los sesenta y los noventa, que miraron a la vez realidad y tradición y creyeron en una poesía cuya verdad era lo escrito.

Jorge Aulicino, "¿Quién le teme a César Vallejo?", revista Ñ, 18 de agosto de 2007

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De una entrevista girada por Rodolfo Alonso al administrador de este blog, "para que veas que no todos olvidamos a nuestro padre Vallejo":

"Hay experiencias que acaso no puedan nunca verbalizarse del todo. Y quizás sea ésa, precisamente, una de las fuentes de la poesía. El descubrimiento personal, hondo e íntimo, de César Vallejo, fue para mí un acontecimiento extraordinario."


"...intuí que esa revelación conmocionante se debía a un fulmíneo contacto con la evidencia --en el sentido de Husserl: 'vivencia de la verdad'-- en que su uso de la palabra convertía a un poema."


"Vallejo me transmitió, me contagió, me hizo percibir de repente y a fondo lo que era la palabra entrañable, la poesía lograda, viva. Mucho tiempo después vine a saber que sus dos abuelos también eran gallegos, dos curas que se ayuntaron con sendas indias chimú. Y él, tan profundamente mestizo, nació en una Compostela indoamericana, Santiago de Chuco. Entonces, supongo, esa melancolía humanísima que se siente a través suyo no sería sólo la del indio sometido, sino quizás también la del gallego trasplantado."

Rodolfo Alonso (Buenos Aires, 1934). Poeta. Premio Nacional de Poesía. Editó dos libros de César Vallejo: Cartas a Pablo Abril (1971) y Enunciados de la guerra española (1976). Dedicó al poeta peruano un capítulo de La voz sin amo (Alción, Córdoba, 2006)

6 comentarios:

  1. me limito a aportar evidencia empírica: la mayoría de mis amigos que escriben poesía leyeron y manyaron a Vallejo.

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  2. Probablemente tus amigos pertenezcan a los poetas o lectores de "entre los sesenta y los noventa".

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  3. Aporto más evidencia empírica: la mayoría de mis amigos que escriben poesía leyeron y manyaron a Vallejo. No todos son de "entre los sesenta y los noventa".

    Saludos.

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  4. Estimado Jorge. He pensado mucho en tu columna escrita para Ñ y en la entrada de tu blog y he llegado a una conclusión que deseo compartir contigo: Vallejo es inimitable. Creo que sería más sencillo imitar a Mallarmé o a Góngora, adoptar los procedimientos barrocos, simbolistas o surrealistas pero... ¿Qué otro poeta podría plasmar el latido de Latinoamérica, siendo su magma— su materia de trabajo— nuestro español colonizado, sin caer en el ridículo? ¿Acaso Trilce no es la aplicación del simbolismo y el barroco sobre el lenguaje de la América que nos robaron? Cualquier otro poeta fracasaría al escribir «da cuerda a tu intestino grueso». De hecho, en mi opinión, el mismo Pablo Neruda fracasa allí donde Vallejo se hace inmenso. Sobran los casos de poetas que crean legiones de imitadores. Vallejo pertenece a una categoría que lo honra y que lo tiene casi como único protagonista: la de los poetas imposibles de imitar.

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  5. Sí, pero lo han imitado, con menciones de huesos húmeros y lágrimas rengas, cosas por el estilo. Creo como Alonso que Vallejo tiene la propiedad de la evidencia, de la "vivencia de la verdad" y es eso lo que lo hace tan convincente y tan personal. Creo que lo que podemos decir es que Vallejo ha aplicado como decís el procedimiento conceptista y el simbolismo, y --aunque a él le pesara-el procedimiento surrealista a un lenguaje de respiración coloquial, a un lenguaje hispano hablado, no en un lenguaje, estructuración del lenguaje, arcaico culto y culterano. Aplicó la figura vanguardista sobre un "clima de alma", sobre un sentimiento terriblemente patético, sobre una desolación de desolaciones, sobre la del mestizo peruano y latinoamericano que él era y que mordía con furia el español barroco y la imagen vanguradista.

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