sábado, mayo 30, 2009

Quevedo /11

CONTIENE UNA ELEGANTE ENSEÑANZA
DE QUE TODO LO CRIADO TIENE SU
MUERTE DE LA ENFERMEDAD DEL TIEMPO


Falleció César, fortunado y fuerte;
ignoran la piedad y el escarmiento
señas de su glorioso monumento:
porque también para el sepulcro hay muerte.

Muere la vida, y de la misma suerte
muere el entierro rico y opulento;
la hora, con oculto movimiento,
aun calla el grito que la fama vierte.

Devanan sol y luna, noche y día,
del mundo la robusta vida, ¡y lloras
las advertencias que la edad te envía!

Risueña enfermedad son las auroras;
lima de la salud es su alegría:
Licas, sepultureros son las horas.


De Quevedo y Villegas

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