miércoles, enero 13, 2010

James Merrill / Uvas


La cura de uvas

Durante dos días aliméntate de agua. La tercera mañana
Bebe agua, y unos veinte minutos después
Come tus primeras uvas. En tantas semanas como necesites
Estarás curado. Lo que ocurre, simplemente,
Es que te purgas, y la inanición, no tuya sino de lo que
Se nutre de ti, cuelga de tu corazón como un cangrejo.

Los primeros días tienen cierto sabor: en una copa de huesos,
Miel silvestre, langostas, el almuerzo del grácil ermitaño,
Y porrones enfriándose entre paredes; el verbo
De Haendel en un estrellado desván haciendo sonar
La pregunta acerca de cuánto necesita uno,
Lo cual es una gran travesura para un hombre solemne.

Y el rubicundo coloso que te había custodiado
Se mueve hasta una columna sobre esas serpenteantes arenas
Donde su ausencia planta el esplendor arrancado
A ese lugar por tardíos visitantes. Y sólo entonces, perdida
Con la última ilusión de que cualquier cosa importa
Como una moneda falsa, sobrevienen tales languideces.

Que tironeado simultáneamente en dos sentidos por la distante estrella
Llamada Plenitud y el mondo planeta Menguante,
Tu cuerpo aprende cómo está encadenado al miedo.
Aprendes que necesitas una sola cosa que, comprimida
Contra tu paladar, todavía no es deleite, ni siquiera
La esperanza de eso. Tu cuerpo como una costa
Al anochecer, en cuyos malsanos bajíos, negros y mendigos
Vagando con sus guaridas a cuestas,
Arden como las ciudades de la antigüedad sorprendidas
Por una vez sin la pátina del tiempo;
Y en la marea alta, si bien atractivas, sospechosas aún,
Aduladas, pero (aunque sospechosas) apreciadas

Por temor de que todo fracase, de que cuando Handel cese
Las atentas bestias no se hayan apaciguado,
O de que, mañana por la mañana, cuando el sol
Cruce de un tranco las viñas, un hombre enfermo pretenda
De algún modo que de ese aire criselefantino
El oro no pueda ser compasión, ni el marfil caridad.


James Merrill (Nueva York, 1926-Tucson, 1995), William Shand y Alberto Girri, Poesía norteamericana contemporánea, Distribuidora Mexicana de Libros, Ciudad de México, 1976



The grape cure
For two days feed on water. The third morning / Drink water and eat, some twenty minutes after, / The first of your grapes. In as many weeks as you need / Yo shall be cured. What happens, in plain words, / Is a purging, a starving not of you self but of what / Feeds on you, hangs down like a crab from your heart. // The first days have a tang; in a bone cup / Wild honey, locusts, the gracile hermit's lunch, / And goglets cooling among walls; the verb / Of Haendel in a sterlit attic sounding / The question of how much one ever needs /-Wich is high naughtiness in a grave man. // And the rudy colossus who had guarded you / Moves to a pillar above those crawling sands / In a wich is in absence plants the splendour plucked / By late visitors to the place. And only then, / With the last illusion that anything matters lost / Like a bad penny, do such languors comme // That, pulled two at once by the distant star / Called Plenitude and the bald planet Ebb, / Your body learns how it is chained to fear. / You learn you need one thing alone which, pressed / Against your palate, is not yet joy, nor even / The hope of if. Your body is like a coast / At sunset, whose morbid flats, the blacks and beggars / Straggling with their hide-outs on their backs, / Burn like the cities of antiquity caught / For once without the patina of time; / And at full tide; though winsome, still suspect. / Laid on too thick, but (though suspect) held dear // Lest everything fall; lest after Haendel stopped / The listening beasts had not lain down appeased: / Or lest, tomorrow morning, when the sun / Bestrides the vineyards, a sick man should pretend / Somehow that of this chryselephantine air / The gold cannot by pity, nor ivory charity.



Foto: Merrill, segundo desde la izquierda. A su derecha, Antonhy Hetcht; en la segunda fila, Richard Wilbur. Viaje a la celebración del 50° Aniverario de la Academia de Poetas Americanos de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, 1984 Poets.org

1 comentario:

  1. Impactantes y atrapantes tus palabras. "Tu cuerpo aprende cómo está encadenado al miedo", muy bueno.
    Te invito a visitar mi blog:

    http://maldita-poeta.blogspot.com

    Saludos y feliz año!

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