domingo, junio 20, 2010

Darío Rojo / Dos poemas





Una tabla sostenida por monstruos marinos

eso es el fin. Pero al no poder soportar
una verdad tan simple
tuvimos que inventar la noción de infinito.
Un complejo sistema de combinatorias que sólo
es posible cuando olvidamos el par de tortugas
que todo lo sostiene: una de espaldas a la otra.


La moral vuelve el porvenir en presente. (Mme. de Stael)

Aunque pretendieses hacer de lo literal tu palacete pompeyano,
para que así la escena obtenga un tonto y un rufián,
sé que tus palabras nunca habitarán ni los frescos
ni las pintadas de Pompeya,

seguramente terminarán por agruparse en el trazado de un emblema
en donde algo que nunca se abrió pudo ser cerrado con inusual pulcritud.

En el futuro algún esmirriado botánico dedicará sus energías
a nombrar una figura semejante; cuando ese tiempo llegue,
entre pistilos y clorofila habrá algo que yo podré reconocer

por eso te estoy agradecido.

Darío Rojo (Eduardo Castex, 1964), en Periódico de Poesía, México

Ilustración: Cubierta de Leviathan, de Thomas Hobbes, 1651

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