martes, agosto 09, 2011

Richard Gwyn / Disolverse




Disolverse

Cuando hablaste de disolverte en mis brazos
advertí que no era una figura retórica,
que en un sentido (en todo sentido), lo decías en serio
que así fuera, desintegrarte en mí,
yo en ti, y ambos en agua. ¿Será eso
lo que se llama matrimonio, cuando ambas partes
desaparecen completamente, dejando apenas ondas
sobre la quieta superficie del agua? Pero para nosotros
el matrimonio era una curiosa fantasía, ¿y quién quizás
podría celebrarlo? A otro estabas prometida,
una figura oscura que acechaba de noche en callejones,
un cobrador de deudas siempre ocupado, y yo sabía
que mis escasas credenciales jamás servirían de mucho
con tu padre imaginario. Así que en cambio te conduje
a un estanque, con lirios y un puente oriental,
un banco bautizado con el nombre de un comerciante local,
el camino que circunscribía el agua
sombreado por hortensias y una vasta magnolia.
El lugar me resultaba conocido, pero desde que el yo
que recordaba cosas para entonces ya estaba
disolviéndose en el tú que se olvidaba cosas,
el recuerdo bien podría haber sido falso.
Caminaste alrededor del estanque, alrededor de mi isla,
disminuida con cada vuelta, cada vez atraída
por la gravedad de la inteligencia verde de la isla,
una y otra vez, mientras yo esperaba, un idiota
en un drama sin argumento, sin previsible conclusión.

Richard Gwyn (Gales, 1956), Being in Water, 2003
Traducción de Jorge Fondebrider


Dissolving

When you spoke of dissolving in my arms/ I realized it was not a figure of speech,/ that in a sense (in any sense), you meant it/ to be just so, that you would disintegrate in me,/ I in you, and both of us in water. Could this be/ what is meant by marriage, in which both parties/ disappear entirely, leaving only ripples/ on the water’s quiet surface? But marriage/ was a curious fantasy for us, and who could/ possible officiate? You were promised to another,/ a dark figure stalking alleyways at night,/ and ever-busy debt-collector, and I knew/ my thin credentials would never count for much/ with your imaginary father. So I led you/ to a pond instead, with lilies and an oriental bridge,/ a bench named for a local shopkeeper,/ the path which circumscribed the water/shaded by hydrangeas and a vast magnolia./ The place was known to me, but since/ the I that remembered things was by now/ already dissolving in the you that forgot things/ the memory might well have been a false one./ You walked around the pond, around my island,/ diminished with each circuit, each time drawn by/ the gravity of the island’s green intelligence,/ around and around, while I waited, an idiot/ in a drama with no plot, no foreseeable conclusion.


Ilustración: Los amantes, 1983, Oswaldo Guayasamín

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