jueves, enero 24, 2013

Giacomo Leopardi / Las remembranzas, 7







Las remembranzas

(Séptima y última parte. Todo el poema, aquí)

¡Oh Nerina! De ti tal vez no oigo
hablar en estos sitios. ¿Caída quizás
de mi pensar estás? ¿Dónde has ido
que aquí sólo de ti el recuerdo
encuentro, dulzura mía? ¿No te ve más
esta tierra natal, y esa ventana,
donde ayer usabas fabularme y donde
triste luce la luz de las estrellas,
está desierta? ¿Dónde estás que no oigo
tu voz sonar, como una vez un día
cuando a solas cada lejano acento
de tu labio hacía a mi rostro
palidecer? Otro tiempo. Tus días
fueron, mi dulce amor. Pasaste. A otros
el paso por la tierra hoy tocó en suerte
y habitar estas fragantes colinas.
Pero rápida pasaste; y como un sueño
fue tu vida. Ibas danzando, enfrente
la alegría esplendía, esplendía en tus ojos
aquel confiado imaginar, aquel fulgor
de juventud, cuando las secó el hado,
y yacías. ¡Ay Nerina! En mi corazón
el antiguo amor. Si a fiestas a veces,
si a tertulias me dirijo, a mí mismo
me digo: Nerina a fiestas ni saraos
tú te aprontas más, ya no te mueves.
Si mayo vuelve y retoños y sones
los amantes les traen a sus muchachas,
digo: Nerina mía, para ti no vuelve
ya más la primavera, no vuelve el amor
Cada día sereno, cada florida
ribera que miro y gozo que siento,
digo: Nerina no goza más, los campos,
el aire no mira. Ay, pasaste, eterno
suspiro mío: pasaste: fiel compañía
de cada vago imaginar mío, todos
mis tiernos sentidos, tristes y caras
cosas del corazón, agria remembranza.

Giacomo Leopardi (Recanati, 1798-Nápoles, 1837)
Versión de Ángel Faretta


Nota del traductor:
¿Quién ha sido esta Nerina a la que Leopardi pone un nombre clásico de impronta romana a la manera de los líricos latinos, similar a la Nerea que aparece en la tercera égloga de Virgilio?
Se han barajado dos hipótesis, que fuera Teresa Fattorini o Maria Bellardinelli. Si fuere ésta, al parecer rubia y que tenía sus habitaciones frente a la ventana del castillo paterno del poeta en Recanati, murió en 1827 casi seguramente de tisis, un año antes del segundo regreso del poeta a su casa natal.
Nerina es un nombre siciliano, derivado de griego Nerea/Nereo y vuelto Neri en la misma isla desde luego asociado a nero, “negro”, y Nerina -su femenino- tal vez pueda ser un nombre apocopado de Venerina, uso más que ancestral italiano y que volviera a Durante en Dante y Alessandro en Sandro.
También lo empleó más de un siglo antes Torquato Tasso en su drama Aminta.
Imagino que en el atanor creativo de Leopardi pudieron intervenir, sumándose, el nombre latino clásico de Virgilio, su relación con lo negro y, antes de su apócope, con Venerina, pequeña -o efímera- Venus.



O Nerina! e di te forse non odo
Questi luoghi parlar? caduta forse
Dal mio pensier sei tu? Dove sei gita,
Che qui sola di te la ricordanza
Trovo, dolcezza mia? Più non ti vede
Questa Terra natal: quella finestra,
Ond'eri usata favellarmi, ed onde
Mesto riluce delle stelle il raggio,
E' deserta. Ove sei, che più non odo
La tua voce sonar, siccome un giorno,
Quando soleva ogni lontano acento
Del labbro tuo, ch'a me giungesse, il volto
colorarmi? Altro tempo. I giorni tuoi
Furo, mio dolce amor. Passasti. Ad altri
Il passar per la terra oggi è sortito,
E l'abitar questi odorati colli.
Ma rapida passasti; e come un sogno
Fu la tua vita. Ivi danzando; in fronte
La gioia ti splendea, splendea negli occhi
Quel confidente immaginar, quel lume
Di gioventù, quando spegneali il fato,
E giacevi. Ahi Nerina! In cor mi regna
L'antico amor. Se a feste anco talvolta,
Se a radunanze io movo, infra me stesso
Dico: o Nerina, a radunanze, a feste
Tu non ti acconci più, tu più non movi.
Se torna maggio, e ramoscelli e suoni
Van gli amanti recando alle fanciulle,
Dico: Nerina mia, per te non torna
Primavera giammai, non torna amore.
Ogni giorno sereno, ogni fiorita
Piaggia ch'io miro, ogni goder ch'io sento,
Dico: Nerina or più non gode; i campi,
L'aria non mira. Ahi tu passasti, eterno
Sospiro mio: passasti: e fia compagna
D'ogni mio vago immaginar, di tutti
I miei teneri sensi, i tristi e cari
Moti del cor, la rimembranza acerba.

Ilustración: Veduta del Golfo di Pozzuoli, c.1770, Pietro Fabris

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