domingo, octubre 05, 2014

Louise Glück / Parábola de los cisnes









En un pequeño lago
perdido en el mundo, dos
cisnes vivían. Como todos los cisnes,
pasaban ochenta por ciento del día estudiándose
a sí mismos en el agua atenta y
veinte por ciento asistiendo a su amado. Así,
su fama de amantes radica
principalmente en el narcisismo, que deja
tan poco tiempo libre para
salidas más plenas. Pero
el destino tenía otros planes: después de diez años, dieron
con aguas pantanosas;  cualquiera que fuera la basura, se
ciñó al plumaje del macho, que se volvió
instantáneamente gris; al mismo tiempo,
se reveló el verdadero propósito
del diseño flexible de su cuello. Tanta
acción en el lago plano, ¡tanto
él ha perdido! Más tarde o más temprano en una larga
vida juntos, toda pareja  se encuentra
en una emergencia como ésta, algún
drama que resulta
en daño. Ésto
ocurre por una razón: testear
el amor y demandar
expresión fresca de sus términos complejos.
Así se puso de manifiesto que el macho y la hembra
volaron bajo diferentes banderas: mientras
el macho creyó que el amor
era lo que él sentía en su corazón
la hembra creyó
que el amor era lo que uno hacía. Pero ésta no es
una pequeña historia sobre la corrupción
intrínseca del macho, usando como evidencia la ruin
definición de pureza del cisne. Es
una historia de astucia e inocencia. Por diez años
la hembra estudió al macho, ella coqueteaba
cuando él dormía o estaba
oportunamente ensimismado en el agua,
mientras que el macho espontáneo
actuaba con desenfado según
el capricho del momento. En el agua pantanosa
discutían por algún tiempo, bajo la luz que palidecía,
hasta que la pelea se volvía lentamente
abstracta, formando
parte de su canción
después de un rato.

Louise Glück (Nueva York, 1943), Meadowlands, Ecco Press, Nueva York, 1996
Versión de Marina Kohon


Parable of the Swans

On a small lake off
the map of the world, two
swans lived. As swans,
they spent eighty percent of the day studying
themselves in the attentive water and
twenty percent ministering to the beloved
other. Thus
their fame as lovers stems
chiefly from narcissism, which leaves
so little leisure for
more general cruising. But
fate had other plans: after ten years, they hit
slimy water; whatever the filth was, it
clung to the male’s plumage, which turned
instantly gray; simultaneously,
the true purpose of his neck’s
flexible design revealed itself. So much
action on the flat lake, so much
he’s missed! Sooner or later in a long
life together, every couple encounters
some emergency like this, some
drama which results
in harm. This
occurs for a reason: to test
love and to demand
fresh articulation of its complex terms.
So it came to light that the male and female
flew under different banners: whereas
the male believed that love
was what one felt in one’s heart
the female believed
love was what one did. But this is not
a little story about the male’s
inherent corruption, using as evidence the swan’s
sleazy definition of purity. It is
a story of guile and innocence. For ten years
the female studied the male; she dallied
when he slept or when he was
conveniently absorbed in the water,
while the spontaneous male
acted casually, on
the whim of the moment. On the muddy water
they bickered awhile, in the fading light,
until the bickering grew
slowly abstract, becoming
part of their song
after a little longer.

Copyright © 1996 by Louise Glück

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