jueves, diciembre 31, 2015

Ricardo Güiraldes / De "El cencerro de cristal"










Tríptico

AMANECE

Es la noche de las estrellas; soñolentas parpadean, para dormir en la violencia del día.
Un churrinche, gota de púrpura, emprende su viaje azul.
El disco de luz, invencible en su ascenso, ha desgarrado en amplia herida, las nubes que pesaban sobre él.
Las nubes sangran.
   
MEDIO DÍA

La atmósfera embebida de átomos solares, tiene solidez irrespirable.
El canto de la torcaza, adormece con la monotonía de su ritmo lloroso.
A lo lejos, el campo reverbera, turbio.
El sol, sus grandes alas desplegadas, planea inmóvil sobre el mundo.

LA ORACIÓN

Las ovejas vuelven del campo.
Rezagadas, las decrépitas y enfermas, son punto final de la larga frase blanca, que parece evaporarse, en el polvo, inmovilizado por la tranquilidad del aire.
Es la hora mística.
Lentamente, la noche se ha dormido, acostada sobre el llano.

«La Porteña», 1913

Ricardo Güiraldes (Buenos Aires, 1886-París, 1927), El cencerro de cristal, Librería "La Facultad", de Juan Roldán, Buenos Aires, 1915 Biblioteca Virtual Cervantes



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