miércoles, febrero 24, 2016

Stefan George / La palabra











Milagro lejano o sueño
Traje al confín de mi suelo

Y aguardé a que la gris norna
El nombre hallara en su fosa -

Pude asirlo denso y fuerte
Por la marca hoy resplandece…

Tras buen viaje arribé otrora
Con rica y selecta joya

Buscó mucho y me dio aviso:
“Nada duerme aquí en abismo”

Con lo que huyó de mi mano
Y en mi suelo no hubo lauro…

Renuncia aprendí con pena:
Sin palabra nada sea.

Stefan George (Büdesheim, Alemania, 1868- Minusio, Suiza, 1933)
Versión de M. G. Burello

N. del T.: Publicado en el que sería su último poemario, Das neue Reich (El Nuevo reino), de 1928, el poema “La palabra” entre tanto se ha vuelto famoso por la conferencia que le dedicara Martin Heidegger en 1958, recogida un año después en De camino al habla. Se trata de siete pareados de arte menor y con rima consonante (de hecho muy consonante, pues todos los versos culminan con palabra monosilábica o aguda). Ambos rasgos coadyuvan a que la pieza no sólo tenga el formato de una copla, sino que incluso suene a una, con aires de canción popular y hasta infantil. Heidegger consagró a este poema en vista de su carga semántica, supuestamente luminosa, pero en sus derivas etimológicas el análisis heideggeriano no señala los aspectos sonoros, musicales (que por cierto en el original resultan obvios). El problema es que muchas traducciones también los ignoran, y aun cuando renuncian a toda métrica y rima, se toman licencias innecesarias y engañosas. Aquí intentamos una versión española cercana al original en lo formal, sin a la vez distanciarnos gran cosa en el contenido: utilizamos octosílabos y rima asonante, y reproducimos el idiosincrásico sistema de puntuación ideado por el propio poeta.



DAS WORT

Wunder von ferne oder traum
Bracht ich an meines landes saum

Und harrte bis die graue norn
Den namen fand in ihrem born -

Drauf konnt ichs greifen dicht und stark
Nun blüht und glänzt es durch die mark ...

Einst langt ich an nach guter fahrt
Mit einem kleinod reich und zart

Sie suchte lang und gab mir kund:
“So schläft hier nichts auf tiefem grund”

Worauf es meiner hand entrann
Und nie mein land den schatz gewann ...

So lernt ich traurig den verzicht:
Kein ding sei wo das wort gebricht.

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