martes, mayo 17, 2016

Aldo Oliva / La caza de la mosca en vuelo













Hidrógeno 1000 Oxígeno.
Y la explosión del ójido
pautante que dibujó la mano.

Ese es el ojo. Ese, que mira
la palabra "e fa tremare
de chiaritate l'are".

¿La "dulce voz en cuya oreja suena"?
Esa es la oreja, un ojo
ebúrneo, originario, melancólico,
ciego, clarividente:
como la mano que ahora dibujó
la pautada explosión
del silencioxi dado.

¿Asertar es el certero
toque en el blanco,
o su deflagración,
blanquísima,
mascaramagma de la tiniebla?

MEMENTO MORI.

Vuela, vuela la mosca, sin embargo;
punto negro, desazón;
línea negra, desaforada,
exangüe,
del simétrico esplín del corazón.

¿Sonreiría la mosca,
al morir, si amara,
si supiera lo efímero?

Vuela la mosca, sin embargo,
y entenebrece la palabra.

Mano desaforada,
letreando en la tiniebla,
ahora tiemblas y temes
la fosa luminosa
de un sesgo de certeza.

En la luz, por ella, mueres.

Aldo Oliva (Rosario, Argentina, 1927-2000), "De fascinatione", 1997, Poesía completa, Editorial Municipal de Rosario, 2003

Foto: s/d

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