domingo, junio 05, 2016

Marianne Moore / Los monos



















guiñaban demasiado los ojos y temían las serpientes. Las cebras, destacadas
en su anormalidad; los elefantes con su piel neblinosa
y sus apéndices rigurosamente prácticos
estaban allí, los pequeños gatos; y el periquito –
trivial y monótono al ser examinado, destruyendo
cortezas y porciones de la comida que no podía comer.

Recuerdo su magnificencia, ya no más magnífica
sino difusa. Es difícil recordar el ornamento,
el discurso, el modo preciso de eso que uno puede
llamar las relaciones menores de
hace veinte años; pero no lo olvidaré
— aquel Gilgamesh entre
los peludos carnívoros — aquel gato con manchas
en sus patas con forma de cuña, de color pizarra y su cola concluyente,
comentando cáustico, “Ellos abusaron de nosotros con sus débiles
declaraciones encubiertas, temblando
en desarticulado frenesí, diciendo
que comprender el arte no es para nosotros; hallando
todo tan difícil, examinando la cosa

como si fuera incomprensiblemente arcana, —simétricamente frígida como si hubiera
sido esculpida en calcedonia
o mármol — rígida en su tensión, maligna
en su poder sobre nosotros y más profunda
que el mar cuando adula a cambio de cannabis,
centeno, lino, caballos, platino, madera y pieles”.

Marianne Moore (Kirkwood, Estados Unidos, 1887-Nueva York, Estados Unidos, 1972), Moore. Antología histórica de poemas de Marianne Moore traducidos en la Argentina, selección de Jorge Aulicino, ediciones electrónicas de Op. Cit., Buenos Aires
Versión inédita de Silvia Camerotto

Foto: Marianne Moore, Nueva York, 1969 Steve Schapiro/Corbis/Getty Images


THE MONKEYS 

winked too  much  and  were  afraid  of  snakes.  The zebras, supreme in 
their abnormality; the  elephants  with  their  fog-colored  skin 
    and strictly practical  appendages 
     were  there,  the  small  cats;  and  the  parakeet—
      trivial and  humdrum  on  examination,  destroying 
bark and  portions  of  the  food  it could  not  eat.

I recall their magnificence, now not more magnificent 
than it is  dim.  It is difficult to recall the ornament, 
    speech,  and  precise  manner  of  what  one  might 
     call the minor acquaintances twenty 
      years  back;  but  I  shall  not  forget  him
—that Gilgamesh among 
the hairy carnivora— that  cat  with  the 

wedge-shaped, slate-grey  marks  on  its  forelegs  and  the  resolute  tail,
astringently  remarking,  "They  have  imposed  on  us  with  their  pale 
      half-fledged protestations, trembling about 
        in inarticulate frenzy, saying 
           it is  not  for  us  to  understand  art;  finding  it 
     all so  difficult,  examining  the  thing 

as  if  it were  inconceivably arcanic,  —as  symmetrically  
frigid  as  if  it had  been  carved  out  of  chrysoprase 
   or marble— strict with  tension,  malignant 
    in  its  power  over  us  and  deeper 
     than  the  sea  when  it proffers  flattery  in  exchange  for  hemp,
rye, flax, horses, platinum, timber, and fur”.

 -- "Selected Poems (1935)" - Complete Poems, Penguin, Nueva York 1981

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